La marcha de ayer...y hoy.
La plaza de la Constitución fue ocupada hasta el último hueco y aún seguían llegando contingentes capaces de llenar el Zócalo nuevamente; así, con este ánimo de unidad la retirada era prudente.
En el metro Allende los ánimos obligaron un "metro popular", a lo que un oficial de Guardia respondió con tono provocador: "aborden rápido porque la estación cerrará", ¿advertencia de lo que sucedería minutos después o simple protocolo?
Dentro de los vagones viajaba otro México, algunos manifestantes invitaban a la gente: "pueblo, agachón te quieren en el panteón", "Vamos pueblo, despierta", la respuesta sólo se limitó a miradas incrédulas, tímidas consignas por imitación o, lo más triste, una indiferencia que duele igual o más que la situación actual del país. El primer paso está dado, falta sumar voces y expandir la conciencia de la gente para que entiendan que el "despertar" depende de todos.
Dentro de los vagones viajaba otro México, algunos manifestantes invitaban a la gente: "pueblo, agachón te quieren en el panteón", "Vamos pueblo, despierta", la respuesta sólo se limitó a miradas incrédulas, tímidas consignas por imitación o, lo más triste, una indiferencia que duele igual o más que la situación actual del país. El primer paso está dado, falta sumar voces y expandir la conciencia de la gente para que entiendan que el "despertar" depende de todos.
Me quedo con la sensación única de la tarea cumplida: el corazón de México latió como nunca y le gritó al mundo que no hay fosa alguna en la que, un Gobierno indolente y cegado de soberbia, pueda enterrar las voces de un pueblo herido y harto.
Lord Puma